“Esas cosas, aunque sean verdad, no se han de decir”. Francisco de Quevedo y Villegas en “El Buscón”

viernes, 31 de octubre de 2014

EL SAMHAIN



En la noche del 31 de octubre al 1 de noviembre, los Celtas celebraban la víspera de Samhain (palabra de etimología gaélica que significa “fin del verano”) una de las grandes fiestas célticas. Es el final del buen tiempo y de las cosechas, la época del año en la que uno debe recogerse en el hogar y comenzar un trabajo interior, como el aprendizaje de la magia, la alquimia, la astrología o la filosofía.
La noche anterior, ya que los celtas cuentan por noches en lugar de por días, toda la comunidad debía asistir a la reunión bajo la amenaza de perder la razón si no lo hacían. La reunión consistía en una asamblea en la que se discutían asuntos políticos, jurídicos, económicos y religiosos, se realizaban exorcismos para ahuyentar a los malos genios y la purificación del grupo y de la tierra para que todo sea renovado y limpio. Los druidas generan el fuego nuevo por la frotación de dos palos de roble. Se hace una gran hoguera y se entonan canciones celebrando el Nuevo Año. Se celebraba un festín interminable, marcado por la carne de cerdo y el vino: la primera produce la inmortalidad y el segundo, el estado de trance en el que se comprende la realidad metafísica y se logra la comunicación con los muertos, así como la comprensión del Todo.
Esta fiesta ha sido practicada desde hace más de tres mil años por los pueblos celtas que han poblado toda Europa.
Después de que los romanos conquistaran gran parte de los territorios celtas, estos influenciaron el mundo céltico con sus festivales a la diosa romana de la cosecha, Pomona. Más tarde, los cristianos calificaron las celebraciones celtas como una práctica herética, destruyendo bajo este pretexto gran cantidad de la cultura, monumentos, y tradiciones celtas, para afianzar su dominio político y social en el viejo continente. Fue la época de sometimiento de los pueblos libres paganos, que eran convertidos al cristianismo demonizando sus creencias, adoptando sus festivales, y convirtiéndolos al cristianismo. Así, el de Samhain se convirtió en el día de Todos los Santos, de donde deriva el nombre inglés de Halloween.
Por tanto, en los países anglosajones esta conmemoración se llama de Halloween; en los germanos, de Walpurgis; y entre los católicos se celebra la fiesta de Todos los Santos.


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